Las estrellitas se preguntaban unas a otras dónde estaría la dama de la noche, los barcos en el mar intentaban encontrarla en sus latitudes, pero por ningún lado había un rayito de ella.
Desde el otro lado del mundo se oía una voz cantando:
Y
entre dos palmeras muy divertidas que bailaban con el viento se encontraba la
luna, chapoteando en el mar, como una niñita pequeña, eso sí, tenía unos
enooormes anteojos de sol, estaba muy divertida porque no tenía que brillar por
todos lados. Trajo consigo una valijita con algunas cosas, sus

Después de un buen rato la luna empezó a enrojecerse, su piel que siempre fue tan blanca le ardía bastante, no se había puesto ningún protector solar, porque no existía ninguno para una luna tan grandota.
El sol, los delfines que pasaban y todos los habitantes marinos se tapaban la risita, pero sin poderse contener al final
¡AAAYYYY..... cómo me pica! ¡Cómo me piiiicaaaa!,
estoy toda roja, ¡que raro es!, se quejaba la luna.
El
sol estaba riéndose bastante y empezó hablarle a la luna:
Jo-Jo-Jo-Jo.... qué risa, una luna roja, ¿¡y ahora
cómo vas a dar luz!?, vas a dar una luz bien roja, y en realidad nadie va a
encontrar más sus caminos, ni se formaran más caminos de luz de luna en el
mar... terminó de decir el SOL un poco triste.
Y ahora ¿qué puedo hacer?, ¿Cómo haré para volver
a ser blanca y hermosa?, decía afligida la luna.
Los
animalitos le dieron toda clase de consejos de qué podía hacer para quitarse el
ardor, ella muy paciente los seguía al pie de la letra, pero además de quedar
como una luna loca mucho efecto no le hacía.
Un
delfín le dijo en secreto lo que le devolvería su blancura, tenía que beber
mucha, pero mucha, de verdad, leche de vaca. La luna le tiró un besito al aire,
sin siquiera tocarse los labios
porque
también le ardían, y se fue corriendo para todos los países que tuvieran vacas
y las dejó casi sin una gota para nadie más...
¡Hop!¡Hop!¡Hop! Vueltas para
arriba...¡Hop!¡Hop!¡Hop! Vueltas para abajo...¡Hop! ¡Hop!¡Hop! Muchas vueltas
más hasta volver a estar como antes... ¡Hop!¡Hop!¡Hop!...
Al terminar de dar tantas vueltas había vuelto a
ser la bella luna de siempre, con su bonita cara Creciente... Así fue cambiando
tranquilamente sus caras hasta cuando por fin se pudo poner Llena, por suerte
no quedaba ningún rastro de sus locas vacaciones.Todos los peces, pulpos, delfines y demás habitantes marinos se reunieron a cuchichear muy bajito algunas cosas, lo hacían tan en secreto que la luna por más que disimuladamente bajara para oír mejor, no se enteraba de nada.
Los delfines saltaron dando piruetas en el aire, los pulpos saltaron también muy graciosos tocándose sus tentáculos encima de su cabeza, todas las almejas, mejillones y ostras hicieron música castañeteando, los peces llenaron de maravillosos colores el baile acuático porque todos querían cantarle a la bella de la noche lo resplandeciente que estaba y cómo adoraban a esta estupenda anfitriona de la gran fiesta en el camino de luz de la Luna Llena.
