viernes, 24 de febrero de 2012

Temblor!!!

Cuando el amor te hace temblar en otoño,
es mejor que el invierno no llegue nunca,
 las primeras  nevadas ,pueden arrebatarte,
  a quien mas deseas.
  Hace años,
   
Grace estuvo a punto de morir
   devorada por una manada de lobos.
   inexplicablemente, uno de ellos,
   un lobo de intensos ojos amarillos, la salvó.
  Desde entonces, todos los inviernos
   Grace se asoma al bosque
    y, desde la distancia
    lobo y chica se observan.
 
  Cuando llega el calor, la manada desaparece
   y, con ella,<<su>> lobo
  Pero este año,
   Grace deseará que el invierno no llegue
   y que el otoño dure siempre.
 
 Ha conocido a un chico; se llama Sam.
   es un tipo normal, salvo por sus ojos.
   son de un extraño color amarillo.
              
                                 Maggie Stiefvater.

lunes, 20 de febrero de 2012

–9 ºC




Me recuerdo tendida en la nieve, un diminuto y cálido bulto rojo
enfriándose en medio de un corro de lobos. Apiñados a mí alrededor,
me lamían, me mordían, jugueteaban conmigo. Sus
cuerpos amontonados bloqueaban el escaso calor del sol. El
hielo les centelleaba en los cuellos, y sus alientos creaban sombras
opacas que flotaban en el aire. El aroma almizclado de sus
pieles me hizo pensar en perros mojados y hojas quemándose,
y me resultaba agradable y aterrador a un tiempo. Sus lenguas
dejaban un rastro cálido sobre mi piel; sus bruscos dientes
me rasgaban las mangas y se me enganchaban en el cabello; me
hurgaban en las clavículas y el cuello, queriendo sentir mi pulso.
Pude gritar, pero no grité. Pude luchar, pero no luché.
Me limité a quedarme tendida a la espera de que ocurriese lo
inevitable, mientras observaba cómo el blanco cielo invernal
se volvía gris.
Cubriéndome el rostro con su sombra, un lobo me presionó la
mano y la mejilla con el hocico. Clavó sus ojos amarillos en los
míos mientras los demás me tironeaban de aquí y de allá.
Me aferré a aquellos ojos tanto como pude. Amarillos y próximos,
emitían destellos de múltiples tonalidades doradas. No
quería que apartase la mirada, y no lo hizo. Deseaba extender
los brazos y agarrarme a él, pero las manos se me quedaron
acurrucadas en el pecho, atenazadas por unos músculos que se
negaban a moverse.
No lograba acordarme de cómo era tener calor.
El lobo se alejó y los demás se me acercaron aún más, asfixiantes.
Me pareció que algo aleteaba en mi pecho.
No había sol; no había luz. Me estaba muriendo. No recordaba
el aspecto del cielo.
Pero no morí. Me perdí en un mar de frío, y después, al renacer,
Me vi en un mundo cálido.


Recuerdo una cosa: sus ojos amarillos.
 

Creí que jamás volvería a verlos.
            
                                                    Maggie Stiefvater.        

domingo, 5 de febrero de 2012

"Soñé que tu me llevabas..."

 Ejercitos de maripositas azules  habitan en este lugar.      
 
  Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,                          
hacia los montes azules,
una mañana serena.

 
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,                                                
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen                                                                                           
de un alba de primavera.                                                            

¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...

Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!.

Vive Esperanza! Vive!!!

                            Antonio machado.